El virus

Sí señores tengo un virus, pero no de esos de transmisión sexual, ni una gripe mal curada que acaba terminando en anemia.

Tengo un virus fino, de esos que no se notan pero jode. Pero que tampoco lo tengo yo, ¿eh? Qué lo tiene mi ordenador. Es uno de esos que no se ve, pero está, y no deja que pase ningún antivirus, oseasé, que lo placa. Zas. Y así vamos.

A parte de eso, fin de semana movidito, y distinto a la rutina. Excursión por la montaña, comida en casa de unos amigos, y por la tarde, sesión de socialización forzada con antiguos amigos, machotes porque yo lo valgo. Al final casi me sangran las orejas pero sobreviví, eso sí, ahora me toca quitarme el tapón de cera que mi cuerpo produjo, para intentar salvarme de la situación.

Esta semana y la próxima se presentan como cambiantes a mi estilo de vida, suponiendo, eso sí, que tendré que reactivar el estado de alerta el próximo fin de semana, para no morir del asco.

Si es que no puedo pretender volver después de año y medio y esperar que los demás sigan siendo los mismos...

... si hasta yo he intentado cambiar.